Una de las principales dificultades con las que se encuentran los personas que han sufrido un daño cerebral, son las provocadas por los problemas de movilidad, que hacen que los pacientes, en ocasiones tengan que permanecer encamados, desplazarse en sillas de ruedas o hacer uso de bastones. Es también muy frecuente en aquellos pacientes que pueden caminar, que lo hagan de manera enlentecida, que se cansen rápidamente e incluso que presenten problemas de equilibrio que les llevan a sufrir caídas.
Estas alteraciones generan un importante sufrimiento emocional por el hecho de tener que depender continuamente de otras personas para poder desplazarse incluso dentro de su propio domicilio, además de suponer una alta dedicación por parte de la familia y/o cuidadores para poder realizar las tareas de movilizaciones, aseo, vestimenta, etc.
Cuando además de éstas, se afecta la movilidad de alguno de los miembros superiores, la situación se complica aún más, al no poder el paciente hacer uso de sus manos y por tanto necesitar ayuda para la mayoría de las actividades.
En los casos más graves, las alteraciones motóricas pueden llegar incluso a impedir el control del tronco, lo que impide que puedan permanecer sentados e incluso sostener erguida la cabeza.
Asimismo, es muy frecuente que, además de los problemas de movilidad, existan alteraciones de la sensibilidad que impiden a la persona tener conciencia de la posición de alguna parte de su cuerpo si este no queda dentro de su vista, o que no se den cuenta de que se están quemado con el agua caliente mientras se duchan, o que el simple roce de la ropa les produzca dolor en el brazo o la pierna afectada.
En otras ocasiones aparecen temblores, lentitud y descoordinación, movimientos involuntarios etc., que además de limitar la funcionalidad de la persona provoca dolor y cansancio excesivo.
Tras sufrir un daño cerebral, el principal deseo de los pacientes y familiares suele ser poder recuperar la autonomía e independencia, para lo cual es fundamental iniciar a la mayor brevedad posible los tratamientos de NeuroRehabilitación especializados. Si bien es cierto que no en todos los casos es posible recuperar la funcionalidad a niveles previos a la lesión, en la mayoría de los casos y sobre todo cuando los tratamientos se inician de forma temprana, los pacientes mejoran su calidad de vida y aumentan su independencia.
Las alteraciones motores o de la movilidad más habituales que presentan los pacientes que han sufrido algún tipo de daño cerebral suelen manifestarse en la incapacidad para caminar o mantenerse de pie o bien en la pérdida de capacidad para movilizar uno de los hemicuerpos, siendo fundamentalmente los brazos los que con frecuencia se ven afectados. En cualquier caso, la mayoría de estos déficits generan en los pacientes con daño cerebral una importante pérdida de autonomía en independencia.
En algunos casos la perdida de movilidad está relacionada con alteraciones de la sensibilidad, lo que hace que el paciente no reciba en su cerebro la información necesaria sobre el estado o la posición de alguna parte de su cuerpo afectando a la capacidad de realizar correctamente el movimiento.
Las hemiparesias, tetraparesias, hemiplejías, ataxias, apraxias, hipotonía, hipertonía, espasticidad, atrofia, temblores, déficit de equilibrio, etc. son algunas de las alteraciones que con frecuencia van a tener que trabajar los especialistas en rehabilitación del daño cerebral, pudiendo recuperarse con los tratamientos adecuados, siendo los fisioterapeutas neurológicos, los especialistas que tratan estos déficits.
El Centro de Rehabilitación de Daño Cerebral NeuroCRECER, cuenta con un equipo de fisioterapeutas neurológicos, con amplia experiencia y excelentes resultados en la rehabilitación de las alteraciones del desarrollo motor producidas por el daño cerebral.
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